Lo que Frodo y sus acompañantes pueden enseñarnos sobre sucesión.
Para aquellos seguidores de la trilogía filmográfica de “El señor de los anillos” y/o del libro original de J.R.R Tolkien, la historia de Frodo y la cofradía de los anillos nos ofrece una serie de enseñanzas de vida relacionadas a la lealtad, la resiliencia, el valor y mucho más. Al mismo tiempo, nos ayuda a entender aspectos claves de la naturaleza humana que se reflejan también en el ámbito empresarial. Uno de ellos es el de la sucesión. El tema central de la trama del libro, la historia clave, es la destrucción del anillo que otorga mucho poder al que lo tiene y al que va cambiando poco a poco, casi sin darse cuenta, aislándolo de las personas que lo quieren, desconfiando de sus intenciones y, acaso, lastimándolos sin querer. Muchas veces eso es justamente lo que sucede con los líderes de empresas familiares, particularmente con sus fundadores o fundadoras cuando llega el momento del retiro. Emprendedores con una historia de éxito indubitable —pero nunca exenta al paso del tiempo— que puede nublar el juicio sobre cómo y cuándo pasar la posta a la siguiente generación. De todas las transiciones en una empresa familiar, quizás la primera, la del fundador a la siguiente generación, es una de las más críticas para la continuidad de la empresa familiar. La empresa es otro hijo del fundador, una hija exitosa, además. Su creación. Al mismo tiempo, el continuo éxito, la relevancia y el legado vigente, se convierten en adictivos para estos líderes, casi como llevar ese anillo de poder sabiendo que toca destruirlo. En el caso de una sucesión, más bien entregarlo a un nuevo líder. Cuesta emocionalmente. Es por ello que uno de los temas más importantes para una sucesión exitosa es reconocer que es un proceso —no un evento— de validación del nuevo líder y de adaptación para aquel que se retira. Debe crearse un proceso de mentoring que construya una plataforma, una red de seguridad para el sucesor elegido, mientras se prepara para asumir el nuevo rol; y finalmente, crear un plan de vida relevante para el fundador o líder por retirarse, que le permita disfrutar de una nueva etapa hacia el futuro y no quedarse en el pasado. Lo peor que puede pasar para la continuidad de una empresa familiar es que cuando se tenga que dar el paso hacia la sucesión le ocurra lo mismo que a Frodo, cuando en las orillas del abismo, con la lava esperando por destruir el anillo, decida no hacerlo. En la vida real no hay muchos Sams que salven la historia.
Martin Salas